Álzase la Noche, en vela,
Con sus cabellos de estrella;
Su oscuridad, la más bella,
Ni el cielo, celeste tela,
Su eterna pureza recela.
Levántase de su lecho
Que de mil rosas está hecho
Y de mil estrellas fugaces;
La luna en todas sus fases
Cuelga firme de su pecho.
La princesa de la noche,
Con sus labios color fresa,
Muy calma se despereza;
Del sueño siente el reproche.
Sus recuerdos de trasnoche
Le llegan ahora borrosos:
Había un príncipe ambicioso
Que, tan suave como el viento,
Le quiso robar su aliento
En un sueño fabuloso.
Con su mirada perdida,
La vio el príncipe en el cielo
Escondiéndose en su velo,
Tan rebosante de vida.
“¡Ay, mi princesa prohibida!
¡Ay, mi princesa soñada,
Salida de un cuento de hadas!
¡Si tan sólo yo pudiera
Conseguir una escalera
Que llegue hasta tu morada!”
“¡Cuánto quisiera robarte
De los brazos de este mundo!
¿Por qué es que es tan profundo
Mi deseo de arrancarte
De la triste luz de Marte
Que a tu ser tiñe de rojo?
¿Por qué será que mis ojos
De los tuyos forman parte?”
Y, con su mirada resuelta,
El hombre escaló las nubes.
“¿Y por qué es que hasta mí subes?”
Inquirió con voz esbelta
La princesa desenvuelta,
Y por poco no escuchó
Lo que él le respondió:
Dormitando había estado
En su vil lecho dorado
Y ahora despertó.
“Duerme ya, princesa mía,
Aquí te estoy esperando;
Y no me importa hasta cuando,
Siempre y cuando llegue el día
De estar en tu compañía,
Al fin, de una vez por todas,
Porque me brotan las odas
Estando en vuestra presencia.
¡Oh, princesa de mi esencia
Y mis fantasías todas…!”
Con sus cabellos de estrella;
Su oscuridad, la más bella,
Ni el cielo, celeste tela,
Su eterna pureza recela.
Levántase de su lecho
Que de mil rosas está hecho
Y de mil estrellas fugaces;
La luna en todas sus fases
Cuelga firme de su pecho.
La princesa de la noche,
Con sus labios color fresa,
Muy calma se despereza;
Del sueño siente el reproche.
Sus recuerdos de trasnoche
Le llegan ahora borrosos:
Había un príncipe ambicioso
Que, tan suave como el viento,
Le quiso robar su aliento
En un sueño fabuloso.
Con su mirada perdida,
La vio el príncipe en el cielo
Escondiéndose en su velo,
Tan rebosante de vida.
“¡Ay, mi princesa prohibida!
¡Ay, mi princesa soñada,
Salida de un cuento de hadas!
¡Si tan sólo yo pudiera
Conseguir una escalera
Que llegue hasta tu morada!”
“¡Cuánto quisiera robarte
De los brazos de este mundo!
¿Por qué es que es tan profundo
Mi deseo de arrancarte
De la triste luz de Marte
Que a tu ser tiñe de rojo?
¿Por qué será que mis ojos
De los tuyos forman parte?”
Y, con su mirada resuelta,
El hombre escaló las nubes.
“¿Y por qué es que hasta mí subes?”
Inquirió con voz esbelta
La princesa desenvuelta,
Y por poco no escuchó
Lo que él le respondió:
Dormitando había estado
En su vil lecho dorado
Y ahora despertó.
“Duerme ya, princesa mía,
Aquí te estoy esperando;
Y no me importa hasta cuando,
Siempre y cuando llegue el día
De estar en tu compañía,
Al fin, de una vez por todas,
Porque me brotan las odas
Estando en vuestra presencia.
¡Oh, princesa de mi esencia
Y mis fantasías todas…!”
1 comentario:
Es hermoso... lo sabes... te lo dije cuando lo escribiste! (L Perdon si te lastime... yo no kiero ke este todo mal... la verdad es ke estoy muy confundida... por eso necesito hablar con vos... ayudame... T___T
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